¡Aleluya, aleluya!, éste es el grito que, desde hace veinte
siglos, dicen hoy los cristianos, un grito que traspasa los siglos y cruza
continentes y fronteras. Alegría, porque Él resucitó. Alegría para los niños
que acaban de asomarse a la vida y para los ancianos que se preguntan a dónde
van sus años; alegría para los que rezan en la paz de las iglesias y para los
que cantan en las discotecas; alegría para los solitarios que consumen su vida
en el silencio y para los que gritan su gozo en la ciudad.
Como el sol se levanta sobre el mar victorioso, así Cristo
se alza encima de la muerte.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECIÓN!
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