Dando por supuesto que el mayor tesoro de
Muchos que ahora leen esto lo han sido, y recordarán que si acaso estas fechas les sorprendía en tierras extrañas lo dejaban todo para no faltar a su cita con Jesús y María en Monda. Y alguna lectora recordará que, estando ella en el Quinario, llegó al templo una vecina a avisarle de que el marido había vuelto, quizá de Sierra Morena…
Todo, todo giraba en estos días alrededor de la iglesia y de lo que desde ella se iba a conmemorar, esto es
Si algún canto se oía por las calles, era, seguro, una saeta, pues incluso las emisoras de radio no emitían otros, y hasta las más alegres muchachas tenían asumido que desde el Jueves Santo no convenía manifestar regocijo, pues Jesús estaba padeciendo.
Y en las casas se preparaba el arroz con leche y el económico potaje, con el bacalao, tan barato entonces.
D. Miguel Villanueva Gallego escribía allá por los años sesenta:
“Tras la procesión al calvario, los hermanos mayores, también adoradores, continuamos
¡Y el Domingo de Resurrección, explosión de alegría!
Pero… ¿A quién hablamos? ¿Acaso el genuino mondeño no sigue, en esencia, viviendo con aquel espíritu de nuestros mayores estas fechas…? ¿No observamos que algunos cofrades son de los últimos en salir de
Y, como relataban nuestro Hermano de Honor D. José Jiménez Trujillo, a la vuelta a su trabajo, cuando sus compañeros comenten que pasaron las vacaciones en lugares de descanso y le pregunten: “¿Y tu, dónde has estado?”, el sucesor de los Carboneros responderá: “¿Yo? ¡En mi Monda, sacando a mi Nazareno sobre mis hombros!”
Programa Hermandad S. y P. Monda 2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario