Se abren las puertas de nuestra Parroquia. Entre olores de azahar y violetas, entre palmas y olivos, llevado por nazarenos de rojo y verde sale Jesús a su Entrada Triunfal en Jerusalén.
Es Domingo de Ramos. ¡Hosanna!, decimos a Cristo cuando entra triunfante en la plaza. Luego, tras largo recorrido, despedimos entre aplausos y vítores al Rey de reyes en
Jueves Santo. “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”, dice el Señor.
Él, por Amor, en la última Cena, se queda con nosotros. Adorémosle en el tabernáculo del Monumento.
A media tarde, después de
Va Jesús sereno, con la mirada al Cielo; es la imagen de la paciencia, su espalda llena de heridas, ¿quiénes se la hacen? Nosotros. Él espera que seamos mejores; luego dirá en
La noche del Jueves Santo es larga, negra, triste: Cristo es inmolado en
Resuenan las estrofas de las estaciones de
El Crucificado avanza en un mar de velas por calles Estación y, en el Parque del Doctor Villanueva, el olor de los cirios se funde con el olor de la primavera. Al pasar por el Cementerio el silencio es absoluto, sólo se oye el crujir del madero. Arriba, en el Calvario,
Es Viernes Santo.
Por aquello del barroquismo, del sentir andaluz, aunque a Jesús lo vimos crucificado allá en el Calvario, esta mañana lo vemos con
Él parece bendecirnos cuando aparece por el dintel de la puerta de la Iglesia. Es el Nazareno de los mondeños.
Las saetas son incesantes y las bandas de música se dejan oír por todo el recorrido.
Nadie quiere que acabe la procesión. Por calle Estación suben Jesús de Azotes y Columna, Jesús Nazareno y su Madre. En la plaza se rinde homenaje a las tres imágenes. Nadie quiere que se encierren. Aplausos, saetas y más aplausos. Los Horquilleros los miman.
Es Vienes Santo. Hay un silencio sobrecogedor solo roto por el Himno nacional que saluda a Cristo yacente que aparece majestuoso entre cirios y flores.
La tarde va cayendo. Las primeras estrellas aparecen cuando Cristo Yacente avanza en procesión por las Erillas.
La tarde ha caído sobre Monda y las puertas de la Iglesia se abren para dar cobijo al catafalco que lleva
Ya es media noche. El Stabat Mater resuena con pena en todos los rincones, es el saludo a
La mañana es luminosa. Los nazarenos sin el capirote de la penitencia.
Cristo Resucitado mira hacia la plaza, hacia los presentes.
El recorrido es alegre, las campanas repican, la música tiene otro ritmo.
Y, vuelto a la plaza el Resucitado triunfante, la música, los aplausos y los vivas se funden con la inmensa alegría de los presentes.
¡Cristo ha resucitado!
Programa Hermandad S. y P. de Monda 2007
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