Sábado. Cinco de octubre de 2013. La tarde en Monda es
tranquila y sosegada y, sin embargo, un acontecimiento singular e histórico
está a punto de suceder.
Numerosos fieles van llegando a la iglesia; muchos de
ellos van a formar en un inédito cortejo procesional en nuestro Pueblo.
La gran Agrupación Musical Mondeña ya espera. También unos
gastadores de la titular de la Pollinica de Marbella, y hermanos de tan
generosa y fraternal Cofradía marbellí.
Los niños, algo nerviosos, portan ya sus ramos de flores.
Nuestro querido Párroco, don José Antonio Melgar Muriana, acaba de llegar. Hay
un sereno ir y venir del Hermano Mayor de la Hermandad Sacramental y
Penitencial de Monda, don Celestino Rojas González, así como de tantos otros
entusiastas y activos hermanos, en especial los de la Comisión Permanente,
poniendo a punto todo aquello que, con tanto amor y desvelo, llevan organizando
desde el pasado mes de agosto. Que de todo esto bien sabe Cristo, cuya genial e
impresionante imagen, que tallara para nuestro pueblo el admirado artista Pérez
Hidalgo, reposa, por primera vez, en una estructura colocada al efecto, sobre
los escalones del presbiterio, y que no para de ser ahora el punto de mira de
tantas retinas, de tantas cámaras y flashes.
Todo esto ¿por qué? Vamos a celebrar esta tarde en
Monda la Clausura del Año de la Fe que proclamara Benedicto XVI en 2012 y que secundara
su sucesor el Papa Francisco. A la organización de esta celebración, iniciada
por la Hermandad Sacramental y Penitencial, se han sumado la Hermandad de San
Roque con su Hermana Mayor doña Fuensanta Vázquez Rubiales al frente, y toda la
Comunidad Parroquial.
Las cinco de la tarde. Abre la Cruz Parroquial y
ciriales. Luego los niños con sus catequistas. Siguen los estandartes levantados
con fervor, y acompañados de faroles y hachones que portan camareras, hermanos,
fieles…
Los sones de la banda de música rasgan el aire de la
tarde otoñal, mientras el incienso nos transporta por momentos a esos otros
atardeceres primaverales de nuestra entrañable Semana Santa. Y algunas
golondrinas quisieran volver…
Ahora, la trompeta centenaria pregona, incluso muda,
la fe de tantos paisanos que nos han precedido, algunos de cuyos nombres aún
perduran en el muy antiguo Libro de Actas; ambas reliquias de nuestra Hermandad
son, en estos momentos, escoltadas igualmente por faroles.
Tras el Párroco y las representaciones, aparece la
bendita imagen de la Majestad muerta, flanqueada por los ya citados miembros de
la Banda de la Pollinica, y mecida por hombres, por vez primera a hombros, con
respetuosa y severa actitud, pero con delicadeza y mimo, emprendiendo el trayecto
por calle Castillo.
El Crucificado cárdeno y moreno, el Cristo que tanto
nos impresionaba en nuestra niñez, que inspirara a nuestros pregoneros, que
tantas emociones nos despierta, se nos antoja esta tarde más próximo, conducido
de esta forma hasta el Calvario, entre pétalos, homenajes y plegarias.
La era a rebosar. Muchos nos hemos podido sentar
gracias a la colaboración del Ayuntamiento. Hay paisanos y amigos que han
venido hoy a Monda para celebrar juntos la fe. Todos esperan a su Cristo de
cada Jueves Santo, de cada Vía Sacra, de cada noche de luna llena…
Al llegar, la imagen es elevada sobre peana, a cuyos
pies los niños depositan sus ilusionadas flores, mientras un altar blanco, ante
el albo monolito dieciochesco, “como en la Tierra Santa”, espera al Dios Vivo…
Una bella imagen de la Inmaculada, en la hornacina
central del Calvario, nos alivia y reconforta; siempre la Madre restañando tantas
heridas…
La acertada homilía de don José Antonio: Que la fe la vivamos desde un compromiso que
quiere cambiar el mundo…
Las emocionadas canciones. Las sinceras ofrendas,
incluida una camiseta del grupo parroquial “Chicas de Oro” acompañada del
ofrecimiento hecho por nuestra amiga doña Ana María Pérez Sánchez. Y… ¡al fin! el
Cuerpo de Cristo que se ofrece por todos al Padre en Sacrificio Incruento,
desde esta singular era-Calvario (en donde algunos aún recordamos la trilla del
grano), y que ahora, a modo de enorme patena, recibe y acoge al Redentor… que
luego se dará a comer y… ¡el Cielo!
Se nota el aleteo del Espíritu Santo...
Ha pasado el tiempo sin darnos cuenta. El sol comienza
a declinar allá por Canucha cuando, la figura de esa cruz tan llena, destacando
sobre el ocre de los castillos y los montes, roto por el blanco de las casas,
conforman una estampa inolvidable…
Estamos tan bien aquí que, como en el Tabor, haríamos
tres tiendas.
¡Bendito madero! ¡Dichoso leño que sostuvo el dulce
peso de un Dios Redentor, misericordioso, amante y compasivo de la Humanidad
pobre y perdida…!
Señor, creo, pero… ¡por favor! aumenta mi débil fe.
Y pedimos por nuestro Pueblo y todos sus habitantes.
Por la Paz… Por la resolución de tantos problemas… Por que podamos seguir
celebrando la fe que tantas veces nos legaron nuestros mayores y que luego
hicimos propia…
Y no dejamos de recordar otro momento mágico en esta
era del Calvario, alfombrada de romero, amaneciendo… Cuando los primeros rayos
del sol, de una inolvidable madrugada agosteña, se posaron en la Sagrada Forma
alzada en la Consagración, mientras numerosas blancas banderas de la Adoración
Nocturna rendían honores al Amoroso Hacedor de aquel bendito nuevo día…
Inauguración de la Adoración Nocturna Española en nuestro querido Pueblo.
Y ahora, nuevamente aquí, desde este emblemático
monumento mondeño, nos damos cuenta de la suerte que tenemos al contar con tan
Buen Vecino en el Sagrario cada día, donde poder visitarle y justamente
adorarle y darle gracias por tanto y tanto Amor…
Y, como la palabra, hecha poema, puede y ha expresado
tantas veces la fe en Jesucristo, a modo de acción de gracias, tras recordar a
algunos poetas mondeños que así lo hicieron y que descansan ya en sus brazos,
tenemos el honor de leer el soneto “Cristo en la Cruz”, de nuestro Hijo
Predilecto el Dr. D. Cristóbal Jiménez Encina.
……………………………..
Y
así dijo Jesús mirando al cielo:
“PERDÓNALOS,
SEÑOR”. Y emprendió el vuelo
el
espíritu y “TODO ES CONSUMADO”.
………………………………..
Hay que bajar. Se reanuda el cortejo. Al pasar junto
al Cementerio, se interpreta “La muerte no es el final”. Y el rezo del
Padrenuestro, dirigido por don José Antonio, por las almas de aquellos que ya
tanto queremos...
La Plaza de la Ermita. Y… ¡Las Erillas! Que no falten
nunca sus flores y su devoción de cada Viernes Santo al Nazareno. Y nuevamente
los pétalos al Cristo…
Luego, Dolores, Estación… La Plaza… ¡A su templo!
Allí, solemne besapiés precedido por las palabras del Párroco y la monición
final realizada por don Jorge Leiva Rojo: ...
Con la celebración extraordinaria del Año de la Fe hemos demostrado que somos
Iglesia, somos una comunidad cristiana y que seguimos a Jesús Crucificado…
Finalmente, es repartido un recordatorio de tan
memorable acto con la proclamación de nuestra fe: EL CREDO.
La satisfacción del alma salta a los ojos de tantísimos
fieles asistentes… ¡Gracias a Dios por este don inestimable! Gracias a quienes
han hecho posible este inolvidable acto de tan acertada y perfecta organización.
¡Ojalá que todos, todos, conservemos hasta la muerte
la creencia en tan bondadoso Dios Padre, en tan cercano Dios Hijo, en tan
inconmensurable Dios Espíritu Santo!
Madre Santísima de los Dolores: No nos dejes jamás en
este camino hasta que lleguemos a la resurrección con vuestro Hijo Jesucristo.
Y… ¡Que así sea!
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