Como se afirma en el Catecismo de la Iglesia Católica. «[L]a fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie
puede vivir solo». Hace unos momentos hemos hecho pública protestación de fe
con la Sagrada Imagen
de Cristo Crucificado en la era del Calvario; mediante la eucaristía y
procesión hemos manifestado que la nuestra no es una creencia personal,
ensimismada y encerrada en las paredes de una iglesia. Con la celebración
extraordinaria del Año de la Fe
hemos demostrado que somos Iglesia, somos una comunidad cristiana y que
seguimos a Jesús Crucificado. Que Jesús es nuestro ejemplo y modelo para todos
los días de nuestra vida. Que, al igual que hizo Jesús en la cruz, queremos perdonar
a nuestro prójimo y amar a quienes nos rodean sin esperar nada a cambio. Que la
cruz no es donde todo termina, sino que, en tanto que Árbol de la Vida, es donde empieza todo. Y
que, como dice el papa Francisco, «En la hora de la prueba, la fe nos ilumina».
Pidámosle al Señor que, con la intercesión de María Santísima, nuestra Fe nos
ilumine en todo momento para llegar a Él, y que, con la Fe, no dudemos en fiarnos de
Jesús, en confiar en Él y en serle fiel por siempre.
12 de octubre de 2013
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