Articulo publicado el 18 de noviembre en La Tribuna Hoy sobre la gran labor que realiza nuestro párroco:
Es un cura joven, moderno diría yo, pero que siente a Cristo en el prójimo, en los enfermos, en los necesitados, con un sentido de la caridad y en la entrega a los demás. Está muy entregado a su ministerio, a ser el pastor de un abundante rebaño que su jefe inmediato en la tierra, el Obispo de Málaga, le ha confiado. En un pueblo, en otro y en otro, hasta en tres ha tenido que trabajar este verano.
Es un cura joven, moderno diría yo, pero que siente a Cristo en el prójimo, en los enfermos, en los necesitados, con un sentido de la caridad y en la entrega a los demás. Está muy entregado a su ministerio, a ser el pastor de un abundante rebaño que su jefe inmediato en la tierra, el Obispo de Málaga, le ha confiado. En un pueblo, en otro y en otro, hasta en tres ha tenido que trabajar este verano.
Se levanta temprano porque, a primera
hora ha de ir al convento de las monjas de clausura a decir misa. A
dar a las monjitas una charla, a decirles que la oración y el
sacrificio que ellas hacen, apartadas del mundanal ruido,
entretenidas estos días en hacer los ricos dulces navideños del
Convento, es algo muy necesario, que el Señor agradece. Oración y
penitencia ¡qué grandeza!.
Enseguida, la mañana de trabajo le
espera en la parroquia. ¿En cuál de ellas?. Donde suene el móvil
de la urgencia, del auxilio al moribundo, del entierro, de
administrar los sacramentos y también de administrar la grey
encomendada, echándole horas al despacho parroquial, que también
hace falta, aconsejando a los novios para el matrimonio cristiano con
esa necesaria preparación para que la unión perdure, organizando lo
de los bautizos y, dentro de nada, de las comuniones, incentivando e
impulsando la vida parroquial, las hermandades, las agrupaciones
religiosas y ahora, en los últimos tiempos, la grave urgencia de
incentivar a los buenos cristianos que se ocupan de que Cáritas
funcione, ayudándoles en esa tarea de recibir y de dar al hermano
que lo necesita, sin preguntarle de qué religión o de qué
creencia es, nada más de lo que necesita y de lo que se le puede
dar.
Bueno, pues este cura que organiza
verbenas a la puerta de la parroquia en agosto, que va raudo de aquí
para allá, que dice misa en un pueblo y tiene que salir pitando para
ir a decirla al de al lado, no es tan conocido por eso como por su
labor solidaria y su preocupación por África, por ayudar a los
hermanos del continente negro.
Cáritas de la parroquia, de
cualquiera de ellas, le urge ayuda para buscar medios con los que
atender a los de la tierra, pero también a esos inmigrantes que
precisamente han llegado de África buscando aquí El Dorado. Para
ellos, procura toda la ayuda que puede. Pero su inquietud también
esta en África, en el gran continente, para no dejar a medias la tarea comenzada llevando
médicos, enfermeras, medicinas y ayudas para calmar el dolor de
quien sufre allí. Hay un campo muy extenso, como grande y extensa es
África, pero él y sus colaboradores se han fijado en un gigantesco
campo de refugiados.
El origen de su formación es salesiana y por
seguir a Don Bosco se hizo sacerdote secular e ingreso en el
Seminario Diocesano. Y fueron los salesianos, que tan excelente labor
realizan en muchos puntos de África, los que le señalaron un
objetivo: el campo de refugiados de Buduburam, en Ghana, que se ha
venido nutriendo de quienes han sufrido las guerras en los países
vecinos en conflicto y se refugiaron en un país en calma, ahora en
progreso, como es Ghana. Allí, los salesianos impulsan, de siempre,
el Servicio Sanitario Nacional Católico NCHS, que es como la Sanidad
Nacional del País. Y le dieron un territorio para que su ONG
católica que el mismo preside, la ACISS, empezara a tender puentes
de ayuda médica y colaboración: el hospital de San Gregorio.
Este cura, José Antonio, se llama,
nacido en Ronda y ejerciendo su sagrado ministerio en una parroquia
de Coín y en el cercano pueblo de Monda, aunque antes se ocupó de
Guaro, a donde provisionalmente y "en sustitución" como se dice,
ha tenido que volver para ocupar el puesto del actual titular,
ausente, este cura, que va de un lado para otro, sin parar, resulta
que es como una institución en Ghana. Ha llevado hasta allí a
grupos de médicos y enfermeros de los Hospitales de Málaga,
especialmente del Clínico a operar y también a enseñar, llevando
también medicinas y otras ayudas. Y se ha traído a Málaga a firmar
un acuerdo de colaboración con la Universidad UMA a los rectores de
las Universidades de aquel país, con unas perspectivas muy positivas
de futuro.
Resulta que Ghana está en auge,
porque además de sus riquezas naturales, le ha llegado el gas y el
petróleo. Y como es un país con una gran mayoría de cristianos,
del orden del 70 por ciento, que está en paz y es un oasis en la
actual África, pues resulta que tiene unas perspectivas de futuro
muy buenas. Así lo han entendido algunos empresarios malagueños que
han ido a buscar al cura para poder entrar con él y de la mano de su
ONG en las perspectivas de trabajo y de futuro que Ghana ofrece.
Parece que sea como una obra de misericordia "cor cordis e la" o
una bienaventuranza nueva: "dar trabajo al empresario". Puede
ser ese también el trabajo de un cura que, además de cuidar de sus
parroquias, de sus pueblos, de sus cáritas y de sus hospitales en
África, ayude a abrir puertas, a facilitar contactos a hacer posible
que un empresario pueda dar trabajo a su máquinas y a sus hombres.
Una buena obra, sin duda.
Hoy, en la terminología moderna de
los negocios, de las empresas, se habla en el perfil indiscutible
"que tenga capacidad de gestión", que sea capaz de llevar su
trabajo y sus proyectos adelante. En un cura, ¿eso es posible?.
Pues parece que en el de Monda y Coín, sí.
Pues parece que en el de Monda y Coín, sí.
Por José Luis Yagüe.- Periodista
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